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Isaac Peral, pionero en la innovación e inventor revolucionario del siglo XIX

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Hoy 22 de mayo, se cumplen 125 años del fallecimiento del que podríamos considerar uno de los padres de la innovación en España. Peral fue un inventor revolucionario; En 1888 desarrolló el primer submarino propulsado por baterías capaz de lanzar torpedos, conocido como el submarino Peral.

Uno de los exponentes del siglo XIX

Peral fue un verdadero científico, interesado por todos los saberes de la época, incluso el dominio de idiomas.

Existen en España siete registros de patentes bajo su nombre, realizadas todas ellas entre 1887 y 1891. Se refieren a inventos vinculados a la construcción de su nave, como por ejemplo las referidas al acumulador eléctrico y al varadero de las embarcaciones para torpederos. También fabricó un proyector de luz, entre otros, todos ideados para el submarino.

Más adelante, a partir de la creación de los generadores, el empleo de estos motores fue trasladado con sus adaptaciones a diversos usos, demostrando Peral su interés por resolver con ingenio las necesidades prácticas a partir de lo que observaba en la vida cotidiana. Así inventó un ascensor eléctrico y una ametralladora que funcionaba con electricidad, aunque la última no llegó a registrarse en España.

Científico, marino y militar

Nacido el 1 de junio de 1895 en Cartagena, Isaac Peral es considerado un pionero de la navegación subacuática.

Tenía una carrera prometedora; Siguiendo la tradición familiar, Peral ingresó en la Armada en 1866, adquiriendo una amplia formación técnica que le permitió alcanzar diversos cargos.

Durante su juventud viajó alrededor del mundo a bordo de la corbeta Villa de Bilbao, la urca Santa María y la fragata Almansa.

A causa de un problema de salud en uno de sus viajes, Peral fue trasladado a España y destinado a Cádiz en la Nueva Escuela Naval de Ampliación de Estudios de la Armada, donde encontró tiempo necesario para planificar la construcción de un submarino eléctrico con el poder de disparar torpedos sin necesidad de salir a la superficie, el que podría ser un submarino invencible.

Los planos del submarino se hicieron públicos a punto de entrar en guerra con Alemania, hecho que aceleró su construcción contando con el apoyo del ministro de Marina, el vicealmirante Pérez y Lobo.

El proyecto estaba clasificado como de alto secreto militar por parte del ministro de Marina, pero, de forma inverosímil, fue descubierto por otros países que lograron retrasar y boicotear el mismo hasta en cuatro ocasiones.

El 7 de agosto de 1889, el submarino de Peral permaneció una hora en inmersión y logró un gran éxito en la prueba de tiro. En 1890, el submarino había conseguido navegar 9 kilómetros bajo el agua y dar en el blanco a un objetivo a 300 metros.

A pesar del éxito, el beneplácito para mejorar el prototipo por parte de la Armada y del Gobierno español nunca llegó y tal vez, por intereses oscuros, las autoridades denegaron el permiso para construir submarinos a gran escala.

La historia de una infamia que dejó a España sin colonias

En 1898 una flota norteamericana mandada por el almirante Dewey, penetraba en la bahía de Cavite, Filipinas. Se iniciaba así la pérdida del imperio colonial. Tras una breve batalla naval, los barcos españoles ardieron y se hundieron en el mar. Las palabras textuales de Dewey al hermano de Peral fueron: "Con un submarino como el suyo no hubiéramos podido entrar en Cavite".

Si las autoridades hubieran apoyado el proyecto de Peral, quizás España habría evitado el desastre del 98.

El campo en el que logró sus mayores éxitos

Tras pasar una mala época y superar una campaña de desprestigio, Peral se retiró de la vida militar y, ya como civil, se dedicó al campo que le había entusiasmado toda la vida: el aprovechamiento de la energía eléctrica. Fundó junto al marqués de Salinas la Compañía Termoeléctrica de Manzanares, en Ciudad Real.

Fallecimiento

El 4 de mayo de 1895, a los 44 años de edad, Peral fue trasladado a Berlín para ser operado de cáncer de piel. Unas malas curas le hicieron contraer meningitis y el 22 de mayo de 1895 falleció.

Recibió los honores en Alemania y se embalsamó el cuerpo. Seguidamente, lo trasladaron al cementerio de la Almudena en Madrid. 

Estando su cuerpo en el depósito, la familia recibió el oficio del ministro de Marina Beránger para que los restos del fallecido fueran trasladados al Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando. La viuda y familia no se fiaron de la propuesta y, finalmente, su entierro tuvo lugar en Madrid. A su funeral acudieron su familia, amigos, socios y “su pueblo”, con ausencia de representación oficial.

Años más tarde, el panteón de Peral estaba abandonado y ruinoso, y se decía que iba a ser clausurado, así que sus restos corrían riesgo de ir a una fosa común. Un cartagenero amante de su tierra, tomó sobre sí la tarea de rescatarlos del cementerio de la Almudena para que fueran trasladados a su lugar de nacimiento.

En 1927, su cuerpo fue exhumado para ser enterrado definitivamente en el Panteón de Hijos Ilustres de Cartagena, donde se levantó un mausoleo.

El casco de su submarino, se ha exhibido en el Puerto de Cartagena hasta hace muy poco. Actualmente se encuentra en el Museo Naval, donde está siendo recuperado. Este es el último homenaje que está recibiendo el padre del submarino.

“Mis esperanzas nacen de mi convencimiento fundado en razones científicas“, Isaac Peral

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